jueves, 1 de diciembre de 2011

La Sombra de los Cantón

Como todas las familias ligadas a intereses oscuros, los Cantón Zetina también tienen su “sombra” protectora, cuyo nombre es Javier García Huerta, quien nació un 17 de septiembre de 1949 en Guadalajara, Jalisco.
Este negro personaje, tal vez es el resumen de la decadencia moral de los Cantón, en él confluyen todas las historias íntimas de la familia. Los propios hijos de Luis C. El Chino Márquez, le pusieron el sobrenombre de La Sombra, porque Javier García siempre estaba atrás de su papá y siempre se encargaba de lo que El Chino no podía hacer a la luz pública.
Dentro de las encomiendas que tenía La Sombra con Luis C. Márquez, era conseguirle muchachitas menores de edad, para que el patriarca tuviera relaciones en el propio lecho marital, situación que obligaba a la señora Mery Zetina a dejar la habitación para que su esposo se divirtiera, mientras ella en la cocina le preparaba un café al Celestino.


Cuenta la propia Sombra que un día estando en las instalaciones del entonces Diario de Tabasco llegó Miguel Cantón Zetina, quien para entonces tenía apenas 10 años de edad, a interrumpir a su padre mientras éste se encontraba en la oficina borracho, desnudo, acompañado de un par de muchachitas de escasos 15 y 16 años. Fue tal el enojo del patriarca del clan que tomó un frasco con ácido, sujetó por el cuello a su hijo y fue entonces cuando le derramó el contenido en el pecho, gritándole:
“Esto es para que no se te olvide y quedes marcado para siempre, que sobre tu padre no hay nada ni nadie y cuando digo, no me molesten, es no me estén chingando la madre. Ahora ve y ponte a trabajar”.
El dolor era tan intenso con las quemaduras del ácido que se usaba para limpiar los tambores de la rotativa, que el Ratoncito salió corriendo para meterse en un tanque de 200 litros lleno de agua.
La Sombra recibió sus recompensas por sus servicios y lealtad; el Chino Márquez le consiguió seis placas para combis en la Unión de Transportistas Génesis.
La relación con la familia Cantón Zetina y La Sombra se empezó a deteriorar, a partir de que un día muy temprano por la mañana, Samuel Cantón Zetina, llegó al departamento de su mamá en la Ciudad de México ubicado en la calle Minerva número 57 y, para su sorpresa, encontró a su mamá en estado de ebriedad en compañía de La Sombra.
Sobre este hecho la propia Sombra sólo refiere que nadie ha querido a todos los Cantón, incluyendo a las mujeres, como él. La lealtad y la fidelidad de La Sombra se puso nuevamente a prueba en 2006, cuando vendió un inmueble en Guadalajara, propiedad de su familia, para financiar la campaña interna por la candidatura del PRI a la gubernatura de Oscar Cantón Zetina.
Cuando Oscar perdió en el proceso interno y La Sombra lo buscó para decirle que si había sobrado algo del dinero que le había dado se lo regresara, Oscar le contestó: “no, y si sobró, con eso tienes que pagar lo que pasó entre mi mamá y tú”.
Lo que molestó tanto al hoy legislador perredista es el hecho que gracias a los  servicios y las atenciones de ese hombre, su madre tiene un problema de alcoholismo tan grave que necesita estar con ella personalmente por lo menos tres veces a la semana, a fin de evitar, como dice a sus allegados y amigos, “encontrarla un día tirada en la banqueta de borracha”.
En aquel desencuentro reciente por el dinero de la campaña, La Sombra tan sólo le contestó a Oscar: “…bien me lo decía tu papá, todos ustedes son unos cabrones,  ingratos y malagradecidos, pero sobre todo unos hijos de la chingada que son capaces de vender hasta su propia madre”.
Hoy La Sombra vive a la sombra de un árbol de mango en su casa ubicada en Mártires de Río Blanco, Manzana 12, Lote 2 del Fraccionamiento INVITAB en la Ciudad Industrial en Villahermosa, Tabasco y como él mismo dice, “aquí estoy, en la sombra esperando seguir siendo ‘La Sombra’ de los Cantón”.